Qalcat Naÿm (Siria) y la actividad arqueológica del IPOA

 

Gonzalo Matilla Séiquer

Universidad de Murcia-IPOA

 

 

 

 

1. El Ipoa y el planteamiento Inicial.

 

El IPOA es un Instituto Interuniversitario que agrupa a varios centros españoles, entre ellos a la Universidad de Murcia. Su labor se desarrolla en el ámbito del orientalismo desde la docencia, la investigación, la divulgación científica y la actividad arqueológica. 

En 1989 el Instituto Interuniversitario del Próximo Oriente Antiguo, en su afán de abrir el Próximo Oriente a la investigación española, y de acuerdo con los autoridades sirias, abrió una misión arqueológica de salvamento junto al Eufrates, en el yacimiento de Tell Qara Qûzâq, en el norte de Siria, en el área que iba a ser afectada por la construcción de la presa de Tisrîn. Poco después, la posibilidad de una nueva fuente de financiación permitió comenzar en 1992 trabajos en un nuevo emplazamiento muy próximo al anterior: Tell Jamîs. (fig. 1)

Ambas excavaciones han permanecido activas hasta el año 2000, cuando ya finalizada la presa y lleno el pantano, los trabajos en ambos establecimientos resultaban impracticables.

            El área en la que se han realizado los trabajos arqueológicos reviste un especial interés, ya que se trata de un nudo de comunicaciones, en el que se juntan los caminos que desde el Mar Negro conectan con el Mar Rojo y el Golfo Pérsico, en sentido Norte-Sur, y lo que es más importante desde el punto de vista de esta conferencia: el Oriente Medio y Lejano con el Oriente Próximo y el Mar Mediterráneo. (fig.2)

            El tramo del río Eufrates comprendido entre Qalcat Naÿm, al sur y la frontera turca al norte no es excesivamente largo, pero ha sido uno de los vados más importantes del río desde el III milenio a. C. hasta la actualidad. Efectivamente los 40 km. que separan ambos puntos trascienden lo que podemos considerar un vado tradicional, sin embargo no podemos negar la evidencia. En cada una de las épocas el paso principal del río ha estado en algún lugar de esta franja, quien dominaba tal paso dominaba toda la región y se convertía en el catalizador de las influencias, ideas y mercancías que llegaban desde oriente y desde el Mediterráneo. (fig.  3)

            El planteamiento que tenemos con esta comunicación es simple: Mostrar la existencia del río como camino, no como frontera y mostrar la conexión entre este y el Mediterráneo, destino u origen de los viajeros que cruzan el Eufrates en esta zona.

            Tal vez resulte algo evidente, pero el Mediterráneo, lo mediterráneo va mucho más allá de la franja costera y su influencia se deja sentir muy vivamente en el interior. Si nos atenemos a una explicación tradicional de lo que es el Próximo Oriente, Siria ocupa un lugar periférico con respecto al mismo. Desde luego esto carece de rigor, pero no deja de ser cierto que esa asignación de región periférica lo que hace es evidenciar algo que es real: que “Siria es diferente”. Y es diferente porque la influencia del mediterráneo está bien presente, aunque en muchas épocas parezca que vive de espaldas a este mar.

            Quiero destacar una cuestión que me parece interesante. Se trata de la visión y ordenación que de la historia hacemos desde Occidente: Nos ocupamos del Próximo Oriente en una época que va del III milenio al I milenio, donde estudiamos el Imperio Persa en relación con Grecia, para olvidarnos inmediatamente después de lo oriental y centrarnos, en un marco mediterráneo primero en Grecia y después en Roma hasta llegar a la formación de Europa. Pues bien, aunque la antigua Mesopotamia quede olvidada y ya no nos ocupemos de partos, sasánidas, selyukies, etc, sino de manera marginal, Siria sigue ocupando un papel destacado y eso no es más que consecuencia de que lo mediterráneo impregna todo el país.

 

 

2. Los Trabajos en los Tell

 

Los yacimientos arqueológicos, Tell Qara Qûzâq y Tell Jamîs, centro de nuestra actividad durante más de una década, se hallan emplazados junto al río Eufrates, a unos treinta kilómetros de la frontera turca, junto a la moderna carretera que une Alepo con Hasake y la frontera de Iraq, la que sigue la ruta natural que unía en la antigüedad la Alta Mesopotamia con Siria y la costa mediterránea.

            En ambos hemos podido constatar una secuencia cronológica que abarca desde los comienzos del III milenio, hasta los primeros años de la ocupación romana. Si los comparamos con los grandes yacimientos del entorno resultan insignificantes por sus dimensiones, sin embargo son un fiel reflejo de la actividad de la comarca durante tres milenios, siendo por lo tanto sus conclusiones extrapolables a toda la región.

 

2.1. Tell Qara Qûzâq (fig. 4)

 

Se trata de una elevación producida por las continuas construcciones de adobe de 16 metros de altura y dimensiones máximas en su base de 110 m. por 80 m. Ubicado en la margen izquierda del río Eufrates, junto al moderno puente de Qara Qûzâq, el vado actual más importante de la Siria del Norte.

A lo largo de estos años se han desarrollado trabajos tanto en el Tell como en el Llano que lo circunda. En el primero se han definido cinco niveles de ocupación desde época romana hasta el Bronce Antiguo II (ca. 2800), además de una ocupación residual y limitada como lugar de enterramiento musulmán. En el Llano los trabajos han dado como resultado la documentación de un asentamiento que se desarrolla desde época de los Antoninos, en el siglo II d. C. hasta un momento bizantino muy avanzado. En dos zonas puntuales situadas en los límites del actual cementerio local se han podido evidenciar estructuras domésticas del Bronce Antiguo III (ca. 2400) y una necrópolis del Bronce Antiguo IV (ca. 2.200).

            Es en el Tell, donde se ha concentrado el grueso de los trabajos. Se ha excavado ininterrumpidamente desde 1989 hasta 1999 inclusive, año en que las aguas del pantano subieron, inundando la aldea de Qara Qûzâq y convirtiendo el yacimiento en una isla. (fig. 5) Los niveles que se han establecido son los siguientes:

 

NIVEL I

Romano

S. I a. C. – II d. C.

NIVEL II

Bronce Medio II

ca. 1800 a. C.

NIVEL III

Bronce Antiguo IV

ca. 2.200 a. C.

NIVEL IV

Bronce Antiguo III

ca. 2.400 a. C.

NIVEL V

Bronce Antiguo II

ca. 2.800 a. C.

 

            Muchos e interesantes han sido los resultados de la excavación de Tell Qara Qûzâq, aunque sólo quiero destacar algunos de ellos directamente relacionados con el tema que nos atañe.

            En el Nivel IV, durante el Bronce Antiguo III una gran parte de la superficie del yacimiento está ocupada por un complejo religioso en el que junto a un templo hay una serie de dependencias de carácter doméstico (tal vez habitaciones de sacerdotes) y varios silos de piedra. El edificio religioso pertenece al tipo del Templo de Antas, (fig. 6) modelo que se desarrolla desde el III milenio al I en un arco que hace un recorrido que va desde el noreste de Siria al sur de Palestina y que avanzando lentamente comienza por Tell Khuera, Continua por Qara Qûzâq, sigue por Ebla en el II milenio, en las cercanías de Alepo y continua durante el I Milenio en el templo fenicio de Tell Tainat y en el bíblico de Salomón.

            El aparecido en Qara Qûzâq es uno de los de mayores dimensiones con l8.2m de largo por 8,3 m de ancho. (fig. 7)

            Si bien en el III milenio ya notamos esa tendencia hacia el Mediterráneo, será durante el Bronce Medio de Qara Qûzâq, en torno al 1800 a. C. donde el papel del Eufrates como camino, como nudo fundamental de comercio quede de manifiesto con contundencia. En esa época el tell está ocupado en su práctica totalidad por un complejo de silos de piedra. Se han excavado más de 50.  Estos silos existen por todo el Próximo Oriente, aunque son especialmente abundantes en la cuenca del Eufrates, en la del Orontes y en la costa mediterránea (Ras el Basît, Ugarit, Biblos, Hama, Mishrife-Qatna, etc.). No obstante complejos de esta magnitud, si exceptuamos Hama en el Orontes, no se han excavado. El Tell en este momento es una ciudad-granero, lo que nos recuerda las bíblicas ciudades egipcias de Pitom y Pi-Ramses.

            El estudio paleobotánico de los silos ha permitido determinar 121 especies diferentes de plantas. Entre ellas hay dos que tienen una especial relevancia: la Indigofera articulata, que de acuerdo con Post se cultivaba en el valle del Jordán y en Egipto para la obtención del colorante conocido como índigo y la Piper sp., la pimienta, originaria del Sudeste de Asia e Islas Molucas.

            Ambas plantas es la primera vez que se documentan arqueológicamente y demuestran el transito de mercancías existente entre el Lejano Oriente y la costa mediterránea, tráfico que confirma el papel fundamental de Siria como vertebradora de las relaciones entre Oriente y Occidente.

            La siguiente fase que merece ser destacada en este contexto es la romana. En lo alto del tell se encontraba un pequeño establecimiento militar fortificado con una doble muralla que pervive desde la conquista de Siria por Pompeyo hasta la conquista de Mesopotamia por Trajano y el traslado de la frontera, del limes, al Tigris.

            Este destacamento no está aislado. Todos los Tell que hemos visitado en los márgenes del Eufrates tienen materiales con una cronología semejante. Si a esto añadimos la existencia frente a Qara Qûzâq de un campamento romano (fig. 8 )en lo alto de un escarpado monte, que hemos querido identificar con la Caeciliana de la Tábula Peutingeriana, (o un establecimiento periférico de la misma ciudad), vemos como en este momento este tramo de Eufrates es un vado importante (la presencia del campamento así lo delata), mientras que ambas orillas tienen vías ribereñas Norte-Sur protegidas por multitud de pequeños destacamentos que solo distan entre ellos unos pocos kilómetros.

            Lo último que interesa resaltar de Qara Qûzâq es la existencia en el llano de un mosaico geométrico del siglo II o III d. C. que tiene paralelos en toda la cuenca del Mediterráneo (Pompeya, Orange, Corinto, Bulla Regia, Mactar, Utica e Hispania).

 

2.2. Tell Jamîs(fig. 9)

 

Sus dimensiones son aun más reducidas que las del anterior yacimiento, no sobrepasando su cima los 8 metros de altura y su base los 100 metros. Está también en la margen izquierda del río, pero no inmediato a este, sino en el extremo de la llanura aluvial, en un pequeño valle que lo protege visualmente.

Su interés está en que se trata de un pequeño asentamiento rural, de los que hay muy pocos excavados, que completa la secuencia cronológica de Tell Qara Qûzâq, siendo especialmente interesante el I Milenio, una de las épocas más dinámicas del Próximo Oriente y con mayor vocación mediterránea de éste y recíproca vocación oriental del Mediterráneo.

La secuencia cronológica es la siguiente:

 

JAMIS I

Islámico

Posterior al Siglo VII d. C.

JAMIS II

Helenístico

Siglo II a. C.

JAMIS III

Helenístico

Siglo III-II a. C.

JAMIS IV

Helenístico

Siglo III a. C.

JAMIS V

Persa-Helenístico

Siglo IV-III a. C.

JAMIS VI

Persa-Helenístico

Siglo IV a. C.

JAMIS VII

Persa

Siglos VI-V a. C ?

JAMIS VIII

Asirio

Siglos VIII-VII a. C.

JAMIS IX

Arameo

Siglo IX a. C.

JAMIS X

Bronce Medio I

2000-1750 (Cerámica)

1750-1600 (C14)

JAMIS XI

Bronce Antiguo II

2800-2500 a. C.

 

 

            De ella hay que destacar algunas cuestiones. En el Bronce Medio, momento en que existen sincronismos con Qara Qûzâq, en un nivel ocupado en su totalidad por un templo y las dependencias anejas y destruido por un saqueo y un violento incendio, aparece una “jarra cilicia” (fig. 10). La procedencia es el sur de Asia Menor. Este tipo de cerámica se importa desde Cilicia y está presente especialmente en las grandes ciudades de la Edad del Bronce  como Ebla o Qatna, respectivamente en el Norte y Sur de Siria. Su presencia en un establecimiento de modestísimas dimensiones no se explica sino por la coyuntura geográfica del mismo en ese nudo de comunicaciones tantas veces aludido. Si a una aldea llegan este tipo de productos de procedencia mediterránea, ¿cuántos de estos productos llegarán a los grandes yacimientos del entorno?, ¿cuál será el flujo real de bienes, personas e ideas en la comarca?. Aparentemente la vitalidad de esta zona del Eufrates respecto a estas cuestiones es muy grande. Mencionando, aunque someramente el templo de este período, interesa destacar que tiene más semejanzas con los templos levantinos que con los de Mesopotamia.

             Sin duda es durante el I Milenio cuando Tell Jamîs va a ser un fiel reflejo del tránsito que se produce en la zona. Un claro ejemplo es un templo arameo conectado formal o funcionalmente con Amrit o al-Mina, en la costa Siria o con Tell el-Far’ah en Palestina, en las inmediaciones de Gaza.

            El período asirio es especialmente evocador. Simultáneamente a las expediciones asirias hacia el Mediterráneo que se producen en el siglo IX a.C. el Jamîs arameo es destruido instalándose en su lugar una pequeña aldea de agricultores. Las campañas militares asirias tienen como función principal la de establecer una vía comercial segura entre el norte del río Tigris y la costa mediterránea, ocupada en este momento por las ciudades fenicias. (fig. 11) En el entorno geográfico en que nos movemos, conquistan la ciudad aramea de Til Barsip, a unos 7 kilómetros de Tell Jamîs, convirtiéndola no solo en el punto más fuerte de la ruta, sino en la capital del occidente del imperio. También la rebautizarán con el nombre de Kar Salmanasar, esto es, Puerto de Salmanasar, lo que muestra claramente el papel comercial de la zona. En el yacimiento, entre los restos materiales encontrados, destaca la aparición por una parte de cerámicas fenicias y chipriotas y por otra la de cerámicas de lujo asirias (fig. 12). Estamos de nuevo en el punto de unión entre el Oriente y el Mar Mediterráneo.

            Entre los siglos VI y II a.C. Tell Jamîs va a estar bajo el dominio de persas aqueménidas y de griegos, destacando entre los restos materiales la presencia mayoritaria de cerámicas griegas de barniz negro o en su caso de imitaciones de estas cerámicas, hasta el punto de que los horizontes cerámicos encontrados no se diferencian demasiado de los que podamos encontrar en cualquier yacimiento de la fachada Mediterránea de la Península Ibérica en esta misma franja cronológica.

            Hemos llegado al  punto en el que el Mediterráneo está si no unificando, si al menos conectando todas las tierras costeras, pero también está penetrando con mucha facilidad hasta el interior de estas tierras, de tal manera que no habría demasiado problema en convenir que en el caso de Siria  la frontera mediterránea está en el Eufrates y en el caso de España que se encuentra en La Meseta.

            Para terminar quiero incidir en algunos elementos materiales que refuerzan esta conexión. Uno de ellos es el sarcófago antropomorfo de cerámica de Tell Jamîs (fig. 13)que se acerca a los sarcófagos antropomorfos de Cádiz, aunque estos sean de piedra. También los alabastrones (fig. 14)encontrados en el interior de este sarcófago responden al tipo de alabastro tallado en la tapa del sarcófago femenino de Cádiz.

 

3. La contextualización.

 

            Por otra parte la excavación en un Tell, donde hay una sucesión amplia de culturas tiene otra problemática. Podríamos haber optado por centrarnos en una sola fase y tal vez lo habríamos hecho si las dimensiones de los yacimientos hubieran sido excesivas. Pero al ser ambos modestos elegimos excavar el Tell y no una cultura concreta. Esto significaba que el primer planteamiento de la investigación era el de la relación de un punto geográfico concreto con el entorno físico y humano de cada una de las épocas.

            De esta manera, dada la enorme importancia del contexto, el tiempo libre lo empleábamos en visitarlo y entenderlo. De esta contextualización conviene al tema que tratamos, acercarnos de manera especial a dos cuestiones: las vías de comunicación con los vados como eje fundamental y las dimensiones del mundo rupestre que como mínimo tiene una pujanza grande entre la época helenística y la medieval, pero del que todavía encontramos hoy en día ejemplos suficientes.

 

3.1. Las Vías de Comunicación (fig. 15)

 

            Es importante, en un intento de aproximación a lo que significaron las relaciones entre el Eufrates y sus entornos inmediato y lejano, repasar los diferentes caminos que cruzaban Siria, siendo para esto punto de referencia obligado la red viaria romana, pero teniendo en cuenta que la misma no hace más que desarrollarse sobre otras que desde tiempos remotos habían existido.

            La conexión más directa con el Mediterráneo era la vía Antioquía-Caecilia, a la que se unía en el trayecto la que procedía de Apamea en el sur.

            Otra vía que conectaba con el Eufrates era la que partiendo de, Alepo (Beroea), pasaba por  Mânbiÿ (Hierápolis) y llegaba hasta  Eraciza y Apammari, junto al río. Según la Tabula Peutingeriana de la vía Beroea-Ceciliana se desprenden otras dos a la altura de Hierápolis, una hacia el norte que se dirige hacia Zeugma (el Puente) y otra hacia el sur que va hacia Eracida.

            Entre las vías ribereñas, tenemos la de la margen derecha que es un tramo de la que naciendo en Trebisonda, en el Mar Negro, llevaba hasta Alia en el Mar Rojo. De tal vía la Tabula Peutingeriana nos da todas las estaciones.

            La ruta por la orilla derecha aseguraba la defensa de las tierras romanas ribereñas del Eufrates. La necesidad de seguir lo más cerca posible la orilla derecha, para cumplir su misión de protección militar, la obligaba a tomar a menudo un itinerario particularmente accidentado. Para facilitar el tráfico, normalmente estaba doblada en una ruta paralela, que corría sobre la meseta a una cierta distancia del río. La vía romana por la orilla izquierda del río es conocida  en algunos tramos pero seguía las estructuras del camino real parto, que Isidoro de Charax describe en su Mansiones Parthicae.

            Las fuentes clásicas nos informan acerca de la existencia de un vado para cruzar el río en la época de auge de Hierápolis. Tal paso no es otro que Ceciliana (de la que por otra parte no tenemos mucha más información). Con este dato se ha querido ubicar esta ciudad en diferentes lugares del río. Cualquier sitio en el que hubiera en alguna época posterior un cruce fácil era firme candidato a convertirse en la antigua Ceciliana.

            A estas alturas nosotros seguimos sin la certeza exacta de su localización, aunque acotamos los límites entre Qara Qûzâq y Tell Ahmar. Sí sabemos que en la comarca no hay un sólo vado, sino tres: Qalcat Naÿm, Qara Qûzâq y Tell Ahmar, además de Karmemish en la actual frontera con Turquía (la Europos romana y la actual Yarablus). Y los tres han estado funcionando conjuntamente. El que las necesidades políticas fuercen una mayor utilización de uno de ellos en cada uno de los períodos no significa la inhabilitación de los otros.

            Hemos podido entender que la comunicación con el Mediterráneo pasa por Mânbiÿ (Hierápolis) y Alepo (Beroea). Pero desde allí Mânbiÿ se comunica según en que momento con un vado distinto para cruzar el río. Sin embargo existe en una aldea llamada al-Haÿÿa, (esto es : la serpiente) entre estos dos puntos hay una triple bifurcación que aun se utiliza en la actualidad (fig. 16).  Estos caminos se dirigen a Qalcat  Naÿm, Hamman Seguir (El Baño Pequeño) y Kar Salmanasar (Tell Ahmar).

            Las tres vías se utilizaban en la antigüedad, dos de ellas convergen casi en un mismo punto del Eufrates (las que llegan a Hamman Seguir y a Tell Ahmar) quedando la tercera, la de Qalcat Naÿm algo más alejada. Si tomamos la Tabula Peutingeriana (fig. 17), único mapa que conservamos del mundo romano, e intentamos entenderla en esta zona en función de las poblaciones modernas, los restos arqueológicos y la tradición viaria, no es muy difícil una correcta interpretación.

            La extensión de este artículo no permite profundizar en el tema, pero resulta evidente la existencia de diferentes vados conectados a diferentes puestos de control y comercio. Si en época romana el vado políticamente definido era Ceciliana, la época asiria era Kar Salmanasar y en época Medieval era Qalcat  Naÿm.

            Por lo tanto entender el entorno pasa por comprender que estamos en una zona con un solo vado “fortificado” y con otros funcionales, pudiendo intercambiarse estos en función de la coyuntura política de cada momento.

            De esta manera la existencia del Castillo de Naÿm comenzaba a tener un significado especial para nosotros.

 

3.2. El mundo rupestre. (fig. 18)

 

            Nuestra experiencia con el mundo rupestre, en especial el cristiano, en España, nos llevó a interesarnos por este fenómeno en el Eufrates, donde hemos localizado tumbas, eremitorios, monasterios, iglesias y viviendas. Tal vez lo más llamativo sean los eremitorios, donde a veces es muy difícil distinguir si son cristianos o islámicos. No puedo profundizar en el tema, pero como muestra de lo rico que es quiero decir que como resultado de los trabajos acerca del mismo se han publicado dos libros y se ha defendido una tesis doctoral.

            Voy a incidir sólo en dos cuestiones. La primera es que hemos podido plantear en algunas zonas de España que su cristianización fue obra de monjes sirios. Hasta ese punto se unen los dos extremos del Mediterráneo y hasta muy al interior llegan las influencias de este Mar. La segunda es que el fenómeno del mundo rupestre es especialmente rico en el entorno de Qalcat  Naÿm, donde las canteras utilizadas para extraer la piedra del castillo, tanto las practicadas al exterior como las hechas en galerías son utilizadas posteriormente por eremitas.

 

4. Qalcat  Naÿm (fig. 19)

 

            Junto al Eufrates, en un elevado promontorio rocoso, se alza dominando el río y su vado una espectacular y bella fortaleza medieval construida enteramente de piedra, quizás uno de los castillos islámicos mejores de todo el Próximo Oriente.

            A su pié se levanta el actual pueblo homónimo, y al otro lado del río el de Qosok. En ambos los restos romanos son abundantes, pero son especialmente evidentes los de carácter rupestre, en concreto canteras, cuevas de eremitas y tumbas excavadas artificialmente en la roca.

Nuestro acercamiento al castillo estuvo ligado directamente a la investigación del mundo rupestre. Así cuando trabajábamos en el año 1997 en un estudio monográfico sobre Romanización y Cristianismo en la Siria Mesopotámica, la importancia de las canteras, tanto en Qosok como en Qalcat Naÿm la multitud de pequeñas cuevas artificiales con planta de cruz griega destinadas a servir de tumba, lo que parecían ser iglesias o mezquitas rupestres, etc, hicieron necesario que se abordara un primer estudio de la fortaleza.

Esa primera aproximación la realizó el arqueólogo José Antonio Martínez López, especialista en arquitectura y arqueología islámica y no tenía más objeto que ayudar a la contextualización de la zona y plantear el colofón a ese mundo romano y cristiano.

            Coincidió ese acercamiento con los trabajos de restauración que se estaban haciendo por parte de la Dirección General de Antigüedades y Museos de Siria. El arquitecto responsable de los trabajos planteo de forma coloquial la posibilidad de una colaboración con la Misión del IPOA. No era nuestro interés primordial dedicarnos a trabajos de restauración, sino seguir con las excavaciones en curso y cuando estas hubieran concluido por la finalización del pantano, buscar otros yacimientos con secuencias del Bronce y del Hierro en los que proseguir los trabajos.

            En cualquier caso planteamos en Damasco la viabilidad de la propuesta y lo dejamos madurar, aunque nos tomamos en serio el asunto del castillo y comenzamos a realizar gestiones al respecto. Llegados a España nos reunimos con el Director General del Instituto de Cooperación con el Mundo Árabe, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores, manifestándonos que era posible la financiación porque la propuesta que hacíamos encajaba directamente con la política de ayudas que estaban practicando.

            En este punto y con cierto ánimo, sabedores de que si existía financiación no habría interferencia con el resto de los trabajos, volvimos a Siria en 1998 con un equipo capaz de comenzar a estudiar el castillo. Estaba compuesto por el arqueólogo José Antonio Martínez, los arquitectos Francisco Javier López y Ricardo Sánchez Garre, la arabista Ingrid Bejarano y el que suscribe.

A la vuelta a España ya contábamos con una petición oficial y escrita de ayuda y colaboración por parte de la Dirección General de Antigüedades y museos. Los trabajos de toma de datos, levantamiento de planimetrías, de alzados, de secciones, de documentación literaria, arquitectónica, etc., prosiguieron hasta el año 2001. En España los sucesivos cambios en los puestos de Dirección del ICMA y un nuevo impulso por parte del Ministerio de Exteriores a las relaciones con Iberoamérica truncaron las expectativas de financiación. No obstante, en la actualidad, la nueva sensibilidad del gobierno español con el entorno mediterráneo augura al menos perspectivas.

            En cualquier caso el trabajo realizado está ahí, y aunque son los responsables directos del mismo, José Antonio Martínez, Ricardo Sánchez y Javier López los que dentro del marco del IPOA sacarán a la luz los resultados de su investigación preliminar y los que si al final hay financiación llevaran por la parte española la responsabilidad de las actuaciones (siempre de acuerdo con las autoridades sirias) quiero aunque sea brevemente esbozar el castillo.

            En la margen derecha del río, sobre un promontorio rocoso se alza el castillo de Qal`at Naÿm. En este punto el río es relativamente fácil de vadear, su curso se divide en dos brazos por la presencia en su zona central de un islote y a sus márgenes se llega a través de sendas ramblas que salvan los acantilados de las orillas.

            La evolución histórica de esta fortificación estuvo, en general, estrechamente vinculada a la capital de la que dependió, Alepo, y en particular, a la población que lo controlaba directamente, Mânbiÿ. Este lugar, distante una treintena de kilómetros de Qal`at Naÿm, vigilaba el paso de las caravanas entre el norte de Siria y la Yazira, en concreto la ruta de Mosul a Alepo a través de Harran.

            Aunque el castillo tiene rastros de una torre de vigilancia romana, hoy integrada en su interior y posiblemente haya estructuras bizantinas que no se han podido determinar, la verdadera construcción se hace bajo el reinado de Nur al-Din en la segunda mitad del siglo XII d. C. Entre los años 1.208 y 1.215 Al-Malik al-Zahir Ghazi, hijo de Saladino, ejecutó importantes obras de ampliación.

            Durante el siglo XIII el castillo es conquistado por los mogoles, reconquistado por los mamelucos. La destrucción de Mânbiÿ por los otomanos en 1299 tuvo que afectar al castillo. El caso es que la fortaleza y el vado entran en decadencia a partir del siglo XIV.

El trazado y el proyecto arquitectónico de esta fortificación estuvieron en estrecha relación con sus cometidos, sobrepasando el concepto de castillo territorial. Nos encontramos con un planteamiento de fortificación particular, se trata de un castillo-residencia y de una edificación de carácter administrativo, religioso y público realizado íntegramente en piedra.

La Fortaleza estaba constituida por Espacios defensivos, Accesos, Espacios Áulicos, Espacios de Servicio y un Espacio Religioso.

            La estructura defensiva está formada por una sucesión de lienzos que conforman una planta mas o menos rectangular. (fig. 20) En el encuentro de los ángulos las cortinas forman bastiones poligonales, (fig.21) siendo escasa la presencia de torreones cuadrangulares.

            Tanto los bastiones como las torres presentan habitaciones a modo de cuerpo de guardia, abiertas al exterior por saeteras (fig. 22). Estas zonas militares estaban comunicadas entre sí por un camino de ronda, estrecho pasillo que recorre la parte superior de la fortificación y que tan sólo se conserva en el frente sur y este (fig.23).

            Algunos de los lienzos y parte de las laderas se encuentran construidos de una forma característica: se iban levantando los alzados de los muros o recubriendo la ladera con hiladas de bloques dispuestos en talud. (fig. 24) En determinados puntos hay introducidos unos cilindros de piedra cuya explicación constructiva es la de soportar la carga de los muros y taludes. A la vez que reforzaban las defensas, se ofrecía un aspecto decorativo al quedar uno de los extremos del cilindro al exterior. Esta forma de cubrir las laderas tiene su más destacado ejemplo en la ciudadela de Alepo. Por último, cerrando la estructura defensiva nos encontramos con un foso a los pies de la fortificación de aproximadamente unos cinco metros de ancho y otros tantos de profundidad. En la actualidad, donde se conserva mejor es en su frente sureste, junto a las puertas, el resto se encuentra colmatado.

            Los Accesos son dos: una puerta principal, (fig. 25) situada entre dos bastiones y de penetración característica en codo (fig. 26) y una puerta de escape excavada en la roca y con salida al foso. Desde el acceso principal y a partir de un corredor transversal, se articulan los principales espacios del recinto en su planta baja: el palacio y el caravasar.

Los Espacios Áulicos están constituidos por las diferentes dependencias del palacio con Zona de servicios: La Fuente –para abastecimiento humano, de animales y dar servicio de agua a los Baños, Los Baños (fig.27 ), con cúpulas de ladrillo sobre pechinas de piedra; Zona Pública con el patio, la fuente y el Iwan (fig. 28-29 ) del palacio y Zona Privada con a Torre Central (fig. 30 )que se articula en cuatro niveles. El primero, subterráneo, consta una sucesión de aljibes de grandes dimensiones, revocados de cal hidráulica y con forma de cuello de botella. El segundo nivel, donde se encuentra la entrada, presenta una serie de dependencias de servicio, cocinas, almacenes, etc. A través de una escalera lateral, controlada por un cuerpo de guardia, se accede al tercer nivel al que propiamente podemos definir como residencial y fuertemente custodiado. El último nivel es la terraza, siendo, a su vez, el punto más elevado de todo el castillo.

Los Espacios de Servicio constan de un caravasar y almacenes. (fig. 31) Qalcat Naÿm ofrecía protección a las caravanas de la inseguridad que en muchos momentos existía en las rutas comerciales. El caravasar está formado por dos naves: una dispuesta de Este a Oeste, a cuyos lados se alinean una sucesión de dependencias, para guardar la mercancía y los animales y, la otra, perpendicular a la primera con similar disposición y cometido.

            Por último el Espacio Religioso es una mezquita asociada al palacio que se encuentra en la segunda planta. Se accede por varias escaleras que se originan en la zona del palacio. Es el elemento arquitectónico mas sobresaliente de esta segunda planta, estando situada en un lugar destacado. Su planta es rectangular, con dos naves, y está presidida por un mirhab. (fig. 32-33 )

 

 

            Recapitulando lo expuesto hasta ahora destacan dos ideas fundamentales, por una parte que el Eufrates está vertebrando la comarca creando una unidad regional y por otra que ese tramo de Eufrates es un verdadero puente entre el Mediterráneo y el Oriente, tanto en la dirección Este-Oeste que nos marcan los vados como en la Norte-Sur que por la que discurre el río.

Para concluir es necesario decir que cuando hablamos del castillo en realidad no lo hacemos del mismo, pues en el tenemos un resumen de lo que ha sido la vida anterior de toda la comarca. Es imposible e impensable que Qalcat Naÿm hubiera existido si el carácter de vado del río, de nudo de comunicaciones, de frontera y camino a la vez no hubiera existido como mínimo desde el iii milenio. Las especiales características geoestratégicas de la zona son las que han forzado el poblamiento, los intercambios regionales, los centros de poder y por lo tanto la necesidad de controlar el río.

            Esto nos lleva a otro planteamiento. El del interés objetivo del estudio de los  castillos. Al margen de cuestiones de tipo coyuntural, es imprescindible abordar cualquier investigación teniendo en cuenta todos los elementos geoestratégicos del entorno. Si por una parte la comprensión de Tell Qara Qûzâq y de Tell Jamîs nos llevan a Qalcat Naÿm, el comienzo de la investigación de Qalcat Naÿm nos hubiera llevado de manera irremediable a estos yacimientos o a la comprensión del entorno durante los 4000 años anteriores a la existencia del castillo. Y aun a un último planteamiento, el de las consecuencias de la investigación. Los temas se relacionan entre sí mucho más de lo que de manera aparente se muestra. El castillo como punto de control político, económico y comercial no es más que el reflejo de una situación real de transito de personas y comercio que proyecta hacia la costa mediterránea toda la luz del oriente y desde esta se extiende por todas las riberas del mar. De la misma manera todo el mundo mediterráneo llega a oriente por las rutas que pasan a través del Eufrates, en especial por esta que es la más cercana a la costa. No es de extrañar por lo tanto que en alguna zona de España se haya podido plantear su cristianización a partir de la llegada de monjes (o de sus ideas) sirios.


 

BIBLIOGRAFÍA:

 

 

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